Retrato de la niebla

No hay un viento tan orgulloso de su vuelo
como esta neblina volátil
que ahora está cerrando las piedras de la costa,
para que ni las piedras oigan latir su lágrima encerrada.

Oh garganta: libérate en goteantes estrellas:
echa a correr tus llaves a través de los huesos.
Que ruede un sol salado por la costa del día,
por las mejillas de las rocas.
Aparezcan las hebras del sollozo afilado en la espuma.

Niebla: posa tus plumas en la visión vacía
hasta donde las alas físicas de la muerte
abran la tempestad.
Sonámbula, apacienta tus ovejas sin ojos.
Famélica, devora la esencia y la presencia.
Oh peste blanca recostada en la marea.

Oh ánima del suicidio: ¿Quién no ama tus cabellos
perezosos y, al verte, ¿quién no mira su origen?
Neblina de lo idéntico: yo soy eso que soy,
y estoy como un carbón condenado a dormir en mi roca.

Me desvela el espectro de la revelación
debajo de esta blanca telaraña marítima
tejida por la historia de la luz cenicienta:
espina que me impide respirar
debajo de mi lengua.

1940

 

De Oscuro, 1977.

Versiones:
<< Retrato de la niebla, de La miseria del hombre, 1948.
No hay un viento tan orgulloso de su vuelo, de Antología de aire, 1991. >>