Carta del suicida
Juro que esta mujer
me ha partido los sesos,
porque
ella sale y entra como una bala loca,
y abre
mis parietales, y nunca cicatriza,
así
sople el verano o el invierno,
así
viva feliz sentado sobre el triunfo
y el
estómago lleno, como un cóndor saciado,
así
padezca el látigo del hambre, así me acueste
o me
levante, y me hunda de cabeza en el día
como
una piedra bajo la corriente cambiante,
así
toque mi cítara para engañarme, así
se
abra una puerta y entren diez mujeres desnudas,
marcadas
sus espaldas con mi letra, y se arrojen
unas
sobre otras hasta consumirse,
juro
que ella perdura, porque ella sale y entra
como
una bala loca,
me
sigue adonde voy y me sirve de hada,
me
besa con lujuria
tratando
de escaparse de la muerte,
y,
cuando caigo al sueño, se hospeda en mi columna
vertebral,
y me grita pidiéndome socorro,
me
arrebata a los cielos, como un cóndor sin madre
empollado
en la muerte.
De La miseria
del hombre, 1948
Versiones:
Carta
del suicida, de Oscuro, 1977. >>
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